lunes, febrero 27, 2006

Desilusión

Por Maribel Hernández

Te siento tan cerca, que hasta percibo tu olor

Te siento vivo, aún cuando no parezca

Te siento parte de mí, por más que intentes negarlo

Te siento apasionado, y tus palabras dicen lo contrario

Te siento ocupado en mí, aún cuando insistes en estar disperso

Te siento fugaz como las estrellas, iluminando mi vida entera

Te siento arder en deseo, aún cuando lo niegues el día entero

Te siento perderte en mis brazos, como brújula en tormenta

Te siento feliz, cuando me tienes cerca

Te siento fingir que no me amas, pero tus ojos dicen más que mil palabras

Te siento ausente, cuando piensas que es imposible que haya vidas paralelas

Que desilusión vida mía, que no permitas que te ame entrañablemente, como entender cuando dices que te encanto, que te enloquezco, y que al minuto siguiente me ignores, y solo menciones: que lo tuyo conmigo... no es cierto...

sábado, febrero 18, 2006

Infidelidad

Por Maribel Hernández

Leyendo a Pablo Neruda, especificamente Morirse, línea por línea, llegue a la conclusión de por qué en algún momento de nuestra vida podemos ser infieles.
Escribo como resultado de hablar con hombres y mujeres que han vivido esta experiencia...
Cuando decides casarte o elegir una pareja, buscas que la persona sea lo más cercano a lo que quieres o crees querer, o en el peor de los casos, a lo que tienes que seder, aquel que se acerca a lo que eres, que cumpla con lo que en estos días se consideran como bienes: inteligencia, sentimiento e intimidad física, los cuales involucran a la mente, el corazón y el cuerpo... cuando los tres estan en línea, todo fluye, sin explicación alguna, pero que pasa cuando alguna se extravía, cuando la rutina se apodera del inconciente, cuando las personas cambian y los sueños se modifican, cuando quieres vivir y el otro muere lentamente, cuando dejas de compartir aquello que te mueve, cuando el deseo ardiente se topa con una espalda fria, cuando la negociación ya no es suficiente, cuando el apoyo no se ve ni se siente, cuando los proyectos ya no coinciden y el amor se pierde...
La naturaleza es sabía, equilibrando todo lo que se tiene, buscando el cause que recompence, y entre tanta gente, no falta quien te lleve a lo que quieres. Cómo evitarlo: ubica lo que verdaderamente eres, lo que sueñas y te mueve, para después compartirlo con aquel ser que te llene, pero ten cuidado de no engañarte en el contexto, que presiona constantemente a seguir una senda que no es la que te viene, que no representa nada de lo que tu vives... y si no... simplemente mueres.

viernes, febrero 17, 2006

Morirse...

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
quien no arriesga vestir un color nuevo
y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “ies” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
las sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente quien pasa los días
quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de
iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo
mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.

Pablo Neruda

jueves, febrero 16, 2006

Carta a un nuevo amor

Por Maribel Hernández

Hace muchos años no escribía nada, en algún momento olvide como hacerlo, pero hoy en especial tengo una imperiosa necesidad de sacar de alguna forma lo que pasa por mi mente, cuerpo y corazón, en especial este último, no he podido darle nombre aún, pero se que siento algo muy grande y especial por ti, aquí, ahora… te comente que tenía muchos miedos, pero que el enfrentarlos era parte de mi crecimiento, entre ellos esta el de sentir algo por alguien, lo cual no pensé sucedería y mucho menos en tan poco tiempo, verdaderamente estoy sorprendida de mi, de la enorme capacidad de amar que tengo y lo mejor, de la que tú tienes también. Si mañana no te volviera a ver, aún así te daría las gracias por recordarme que sigo viva. Ahora sabes lo que significa para mí esta palabra: GRACIAS… y es por lo que te la menciono cada día.

La felicidad esta en tiempo presente, en el pasado o el futuro no existe.

La Piedra

Por Maribel Hernández

Dura, insensible... pilar que permite que la vida crezca a su alrededor, que otros se apoyen en ti para crecer y dar fruto. Estar presente aún cuando parezca que no te mueves; das continuidad a la vida, gracias a que permites que otros seres aniden en ti, eres hogar, proteges al que se acerca a ti; hay una poderosa razón de ser y estar aquí, ahora y ojala… por siempre, para que el agua, el viento y el sol sigan moldeando tu ser, tu existir, nada es casualidad y aún cuando en apariencia no tengas nada que hacer aquí, tienes una misión en el camino de los que van por ahí… y lo que te acabo de describir, es el reflejo de lo que veo de mi... en tí.

lunes, febrero 13, 2006

¿Cuánto vale mi vida?

Por Maribel Hernández

Mañana es el último día, es el día límite, he repasado una y otra vez lo que voy a decir… pero se me hace nudos la cabeza, y vuelvo a recordar el día en que empezó todo esto… como si fuera ayer…
Catorce de febrero, un día como cualquier otro, en la escuela han organizado una reunión por aquello del amor y la amistad… que más da… amigos no tengo y novio tampoco, de los compañeros de curso a nadie le hablo, no considero interesante entablar conversación con alguno de ellos… en fin... lo bueno es que solo dura un par de horas el festejo.
Me tocó sentarme sola, con una banca vacía al lado, todos conversan, esperan el momento en que se reparta lo que trajimos para comer… en eso estábamos, cuando la puerta se abrió, no falta el que llega tarde hasta para los convivíos… era un compañero nuevo, al cual nunca vi durante el curso anterior; alto, como de uno ochenta, moreno apiñonado, espalda amplia y sonrisa de desenfado, la única silla vacía estaba al lado mío, no me quedo más que quitar mis cosas y permitirle la ocupara
- ¡Hola! ¿Ya empezó verdad?
- En eso estamos
- ¿Cómo te llamas?
- María Elena y ¿tú?
- Manuel
Conversamos durante todo el tiempo que duro la reunión, de cosas sin mayor importancia, era un hecho: me había agradado, pasándola mejor de lo que hubiera esperado…
Los días posteriores al vernos en clase, buscábamos estar juntos para seguir charlando, aún después de terminado el día escolar. Resulto que vivía muy cerca de mi casa, el mismo transporte nos quedaba para llegar, durante el trayecto hablábamos de política, escuela, su novia, nuestras familias, lo que queríamos en el futuro una vez terminada la Universidad. Siempre le decía que parecía ropero, por la espalda amplia, no le agradaba, pero lo toleraba, por aquello del aprecio hacia mi. Su sonrisa era transparente, creo que eso era lo que más me atraía de él, aunada a la actitud de niño tierno jugando a ser mayor, del que pone atención en todo y en nada a la vez…
Una tarde llego muy triste, su novia había terminado con él, por que según ella, no tenía lo que necesitaba, imponiendo que la relación finalizara… le dije que no se preocupara que ella después lo lamentaría.
A partir de ese día, estábamos juntos para todo, yo pasaba a diario por él para ir a la escuela, al final del día me dejaba en mi casa; una de las conversaciones que más recuerdo fue en la que le decía que para ser novia de alguien, el interesado debía besar muy bien o no aplicaba a la vacante, solo sonrió.
Una tarde cuando pase por él para ir a la escuela, no estaba listo aún, me pidió subir a su habitación, estaba corriendo buscando una playera para poder irnos, me senté en la orilla de la cama, viendo como iba de un lado a otro, al terminar de vestirse, se sentó a un lado mió, se quedo viéndome por un instante, para después acercarse y darme un beso, despacio, temblando, con dulzura, pero a la vez con miedo, como el del alumno que estudió mucho para el examen final, pero que aún así sentía que había la posibilidad de reprobar; al separar sus labios de los míos, me miro como suplicando, solo alcanzo a decir en voz baja:
¿Te gusto?, si conteste; el alivio que vi en su rostro era para no olvidarse jamás. Después, sin decir más, empezamos a tratarnos como novios, pasando tiempo juntos, compartiendo todo lo que éramos…lo cual a los dos nos hacia felices.
Con la convivencia vienen las caricias, los besos, el atrevimiento… era domingo, y en mi casa solo estábamos él y yo, viendo el televisor, o al menos era lo que pretendíamos… poco a poco el contacto fue subiendo de tono, hasta llegar a la cama de mis padres, la excitación estaba haciendo de las suyas con ambos… cuando sus manos suavemente fueron a dar hasta mi entrepierna, y con ello, cerca de la ropa interior, la cual pretendía remover, sin lugar a duda de su puesto original. Al momento me asuste… solo repare en decir con ojos de suplica… nunca he tenido una penetración… con incredulidad hizo su cuerpo hacía atrás, me miro y pregunto: ¿eres virgen?, solo alcance a decir si. Más rápido de lo que ya no recuerdo, se paro y puso todo en su lugar, sin mencionar nada más al respecto…
Tres de mayo:
- Por favor Manuel ya vamonos, que no vamos a llegar a la clase…
- Ya casi estoy listo…
Me senté en la orilla de la cama a esperar, como muchas veces lo había hecho, pero ese día, como la tarde del primer beso… se sentó a un lado, me miro, besándome de una forma poco usual, hasta ese momento para mi, a los pocos minutos la excitación me recorría por cada centímetro del cuerpo, ¿qué va a pasar?, me pregunte, no necesitas ser muy inteligente como para no saber cual era la intención de aquel momento, lo primero que pensé, fue en que día estaba, había terminado mi ciclo un par de días atrás, eso significaba qué no tenía de que preocuparme, más que de dejar pasar lo que el cuerpo, el corazón y el alma pedía a gritos…
Dentro de las sabanas de su cama, completamente cubiertos por las mismas, empezó a recorrer todo mi ser, muy suave, despacio, susurrando a mi oído: nunca he estado con una niña virgen… espero no hacerlo mal… temblaba de pies a cabeza, como si la lluvia acariciara mi piel, de forma ardiente, inexplicable, la humedad crecía poco a poco, como los ríos en verano, hasta sentir que todo esta listo, todo en nivel, para ese momento de dolor incontrolable, incomodo, pero extaciante, con movimientos precisos para derramar ese elixir que te recorre, te hace ser dichosa, como nunca antes, como nunca más…
¿Cuánto vale la felicidad?, esta es la pregunta que repaso una y otra vez… Dios, mi Dios, en el que creo por sobre todas las cosas, me has enseñado que no pones nada en el camino, que no pueda resolver… y mañana es mi último día… él se va para ya no volver… y yo qué estoy dispuesta a hacer por él o mejor dicho aún, qué precio voy a pagar por él, quien representa todo lo que quiero, todo lo que soñé… ¿Cuánto vale mi vida lejos de él?, se que lo amo con todo mi ser, que le daría todo lo que soy y lo que seré, ya no tengo duda de lo que quiero hacer: me iré con él, pero solo tengo una pregunta: ¿Querrá llevarme con él?.

La vida, el amor, o simplemente amor por la vida

Por Maribel Hernández

Es hoy un lunes muy soleado, y me ha pasado por la mente el concepto o definición de la vida y el amor, ¿Cómo saberlo?, si al poner atención en las personas que cruzan por tu camino cada minuto, se siente que están muertas en vida, que no dejan ver una sola gota de amor en su mirar, se desplazan en automático, cubren lo básico y se dejan arrastrar por la cotidianeidad o más cruel aún por la rutina.
A mis treinta y tres, me estoy deteniendo por un minuto a determinar, de acuerdo a lo que soy, ¿Qué es el amor?, ¿Qué es la vida?, y si nunca has amado, o vivido, ¿Cómo poder hablar de ello?... Hoy me sentí afortunada, porque verdaderamente, a ambos ya tuve el gusto de conocerles… el amor… como no confundirlo con el simple querer, si en mi vida he querido mucho, y en ocasiones he creído que eso era amor.
Hace unas semanas viví la mejor experiencia de mi vida, me enamore, con ese amor sublime que solo crees existe en los cuentos de hadas, lo descubrí cuando pude verme en sus ojos, lo cual me embeleso por completo. La profundidad de su mirada, solo reflejaba lo que sentía al verme, sin perder detalle... me deje envolver por él; su cercanía, su olor, me atraparon, como en un callejón sin salida. Llegar a olerlo, sin falta, cada día, para después perderme en sus ojos, aún cuando solo fuera un instante. Cada roce de sus manos en mi cintura, era como si probara que un fino instrumento estuviese afinado, exacto el punto, el momento… la cercanía de su boca en mi cuello, me alteraba, me producía mucho calor, como una ráfaga que entra, te recorre de pies a cabeza, sale, te descubre…para después solo esperar el momento que mis labios se toparon con los suyos, para lo inevitable: la entrega de un beso.
Había besado a muchos hombres hasta este momento, pero nunca tan prolongado, tierno y apasionado… sentir el movimiento de su boca en juego con la mía, el apretar de sus manos en mi espalda, en un abrazo, que me hubiese gustado eterno, como si a través del roce: la energía, el olor, la mirada, te llevaran a verle por completo, llegando hasta el Alma, como si le conocieras de toda la vida.
En los días posteriores, la escena se repetía una y otra vez, hasta el momento en que ya no pude soportar, no sentir su piel en contacto con la mía; El ritmo era perfecto: lento, tierno, apasionado… con la emoción de un niño a punto de recibir el regalo más anhelado… sus manos, su boca, recorriendo cada pieza de mi cuerpo, como el nuevo juguete que ardes en deseo de saber como funciona, tratándolo con cuidado, paso por paso, sin prisa… cada beso, cada caricia, conseguía un deleite extaciante… cada poro vibrando sin detenerse un solo segundo… el solo recordarlo me lleva una vez más a ese momento de suplica: por sentirlo, de una vez por todas, parte de mí, una y otra vez, sin cesar, con una continua oleada de placer, de esa que te arrastra hasta perderte… en lo profundo del mar, del cielo en la tierra… para después quedar en la orilla exhausta, con una sensación de felicidad embriagadora, que continua con el paso de las horas y no se detiene, como un motor en marcha, con energía de sobra… para más de un día, para más de una semana, que además va limpiando todo aquello que pudiera haber estado maltrecho, como si reciclara desperdicios y a cambio obtuvieras sensibilidad pura, limpia, la cual, sirve para vivir y no para sobrevivir, que es lo que la mayoría hacemos: sobrevivir.
Limpio el ser, es increíble lo perceptivo que puedes ser con todo lo que te rodea, estoy viviendo como resultado de haberme perdido en los ojos del alma de alguien, que corrió el riesgo de amar y ser amado, ese riesgo que evitamos minuto a minuto, por miedo a salir lastimados… pero ¿Qué es la vida?... es ese minuto en el que estamos dispuestos a arriesgar todo lo que somos, por ese instante de cielo en la tierra, de paraíso anhelado. ¿Cuántos mueren sin haber conocido, por lo menos, la entrada a la felicidad?
¿Lo volvería a hacer?... por supuesto… volvería a perderme en los ojos de aquel que este dispuesto a tomar el riesgo de vivir.